DEL LEGADO AL LIDERAZGO
El retiro del Fundador y la consolidación del Sucesor
En las Pymes familiares, el retiro del fundador representa un punto de inflexión tan simbólico como estratégico. Este momento marca el cierre de una etapa cargada de visión emprendedora, vínculos afectivos y decisiones personales que dieron origen y forma a la organización. Pero también abre paso a un nuevo ciclo: el de la consolidación del sucesor, quien deberá afirmarse como líder legítimo, definir su propio estilo de gestión y conducir la Pyme en un entorno muchas veces distinto al que enfrentó su antecesor.
2025-05-26
El retiro del fundador puede adoptar distintas formas. Algunas veces se realiza de manera formal, con un acto protocolar y una salida definitiva de las funciones operativas. En otras, el retiro es más progresivo o incluso ambiguo: el fundador permanece como presidente honorario, asesor informal o miembro del directorio, lo cual plantea desafíos específicos para el nuevo líder. En ambos casos, la clave está en gestionar con claridad los roles, las expectativas y los espacios de poder.
Para el sucesor, asumir el liderazgo no es solo cuestión de ocupar una silla o firmar papeles. Se trata de construir legitimidad, tanto dentro como fuera de la familia. Debe ganarse el respeto del equipo, de los clientes y proveedores, y también de los propios miembros familiares que muchas veces ven al nuevo líder no solo como profesional, sino como “el hijo de” o “el nieto de”. Esta carga simbólica puede ser tanto un trampolín como un peso.
Consolidar el liderazgo implica tomar decisiones, asumir riesgos y marcar un rumbo. Sin embargo, hacerlo con sabiduría requiere balancear innovación con continuidad. El sucesor no debe sentirse obligado a replicar el estilo del fundador, pero tampoco puede permitirse romper con todo lo anterior sin entender lo que ese legado representa para la cultura organizacional.
Uno de los aspectos más delicados en esta etapa es la relación entre el fundador y el sucesor. Cuando el fundador permanece en un rol consultivo, es crucial establecer límites claros. El respeto mutuo y el diálogo abierto son fundamentales para evitar interferencias o dobles mandos. Aquí es donde muchas Pymes familiares encuentran dificultades: si no hay acuerdos explícitos sobre las nuevas reglas de juego, pueden surgir tensiones que paralicen la toma de decisiones o generen confusión en el equipo.
Por otro lado, el nuevo líder necesita espacio para equivocarse, aprender y desarrollarse. El acompañamiento del fundador puede ser valioso, siempre que esté basado en la confianza y no en la tutela. La mentoría bien llevada puede acelerar la curva de aprendizaje del sucesor y transmitir aprendizajes que no están en los manuales, pero sí en la experiencia acumulada.
En definitiva, el retiro del líder saliente no es un punto final, sino una transición. Y como toda transición, requiere preparación, comunicación y compromiso. Cuando se gestiona de manera consciente, se transforma en una oportunidad: la Pyme se enriquece con una nueva mirada, sin perder el alma que la vio nacer. Así, del legado se pasa al liderazgo, y la continuidad se convierte en evolución.
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