+54 343 154 292145
Ceferino Sain | Empresas Familiares
Ceferino Sain | Empresas Familiares
SERIE EN HBO SOBRE EMPRESA FAMILIAR

Succession y la adicción al porno de los ricos: "Son como superhéroes vestidos de Armani"

La serie de HBO lidera el boom televisivo de un subgénero que humaniza y humilla a los más privilegiados. ¿Son así los millonarios? ¿Por qué nos fascinan tanto sus puñaladas y llantos?
2021-12-09

Todo el mundo sabe que una persona rica es alguien que tiene mucho dinero. Pero pregunte a cualquiera cuál es la cifra que juzga mínima para semejante consideración. Un millón, cien millones, mil millones... Todos dirán una diferente. ¿Es ser rico acaso un estatus que se define en una casilla del IRPF, por la agenda de contactos, por propiedades inmobiliarias y acciones o quizás por el número de criadas con cofia? Difícil de saber. Sólo hay una certeza; el club de las grandes fortunas representa el 1% de la población mundial y posee el doble de riqueza que 7.000 millones de personas. Es decir, son pocos.
La mejor definición sobre cómo percibimos a estos privilegiados la da Tom Wambsgans, personaje de la serie Succession (HBO Max), porque él no es rico, pero aspira -está casado con la hija del clan familiar- a serlo: «Es jodidamente genial» -dice-. «Es como ser un superhéroe, pero mejor. Puedes hacer lo que quieras, las autoridades no pueden tocarte, puedes usar un disfraz, que está diseñado por Armani y que no hace te parecer un idiota».
Esta fascinación por lo que implica tener millones está detrás del éxito de esta multipremiada serie que va por su tercera temporada. Su visionado es un placer culpable, una lucha de clases a través del mando a distancia que convierte al televidente en un dictador de mesa camilla. Cada capítulo es como un juego del calamar sádico en el que los concursantes son los ricos y los pobres, los espectadores. Imposible resistirse.
Succession es el sumun de lo que en inglés se denomina wealth porn (el porno de la riqueza), una representación del lado oscuro de los que más tienen en un mundo donde las relaciones personales son disfuncionales. No se rigen por caricias, tampoco con navajazos, que quede claro, sino a machetazos.
La serie creada por Jesse Armstrong cuenta la historia de una familia que es dueña de un holding de medios de comunicación y entretenimiento. El patriarca, Logan Roy, es un zorro cabrón que labró una fortuna de dólares e influencias y que es tan sobrado que se refiere al presidente de Estados Unidos con el apelativo «La Pasa». Sus problemas de salud hacen que la siguiente generación, totalmente opacada por el resplandor de su liderazgo, vea una oportunidad para alcanzar el trono. Logan tiene cuatro hijos (Kendall, Roman, Connor y Shiv) que son unos desgraciados con taras afectivas y una ambición impúdica. Este núcleo duro de la familia es escoltado por un grupo de parejas, amantes y asesores, todos ellos parásitos.
¿Tiene esto algo de realidad? Como para este reportaje no hemos podido localizar a ningún magnate le preguntamos a gente que sí les conoce.
Sólo 1 de cada 10 empresas familiares sobrevive a tres generaciones
«A la masa pueden parecerle los herederos unas víctimas, pero este sentimiento no funciona así en estas grandes fortunas», explica Juan Haro, empresario y autor del bestseller Los trucos de los ricos (Ed. Deusto). «Los herederos lo entienden como un juego, en el que se buscan adeptos y alianzas con el único objetivo de alcanzar el poder».
En este drama que tiene mucho de comedia negra todo, como indica su nombre, gira en torno a una herencia. Por eso funciona tan bien. Siempre hay una herencia de por medio, seas rico o mediopensionista, que tensiona la espina dorsal de cualquier familia. Da igual que sea un imperio como el de los Roy o el piso de la tía Enriqueta. Un conflicto familiar es la mejor forma de dilapidación desde que el ser humano descubrió el fuego. «Las estadísticas reflejan que sólo una de cada 10 empresas familiares llega a la tercera generación», explica por teléfono un asesor, que pide no ser identificado, de una importante boutique madrileña dedicada a la gestión de grandes patrimonios.
¿Cómo son entonces los herederos de las grandes fortunas? "Muchos tienen una nueva sensibilidad. Buscan rentabilidad pero invierten, por ejemplo, con conciencia mediambiental y levantan fundaciones altruistas. Otros viven la losa del padre o la madre, ya que estadísticamente es muy difícil que repitan su éxito en los negocios. Y muchos tienen miedo a perder lo que reciben".
Así está el heredero. Veamos cómo va la sucesión.
«Un proceso como el que muestra la serie demuestra claramente cómo un estilo de liderazgo no sólo influye en la relación familiar, sino también en la cultura de la empresa», apunta por email Ge Bingbing, profesora de Estrategia Empresarial de la Universidad inglesa de Lancaster. Y añade esta fan de la serie: «Logan (Brian Cox) proyecta una sombra larga y oscura sobre su descendencia, no escatima esfuerzos en enfrentarlos brutalmente entre sí para establecer quién es el más apto para sucederle».
Como se ve, el hueso lanzado por Succession resulta irresistible y la coloca como líder del wealth porn, un fenómeno al alza como puede comprobarse con tantas series actuales que hablan de las miserias de los millonarios. Todo un subgénero. Desde The White Lotus, The Undoing (con Nicole Kidman y Hugh Grant), Nine Perfect Strangers (Nicole Kidman), Big Little Lies (con... Nicole Kidman) hasta Gossip Girl (sin Nicole Kidman).
Nota: Está confirmado que Nicole Kidman es rica.
Todas estas ficciones cuentan con una bula que resulta inconcebible es otras productos de ficción televisiva procedentes de Estados Unidos y Reino Unido. Succession es una serie en la que todos son blancos y heterosexuales, donde, como en las élites reales, no se da pie a ningún amago de integración étnica ni sexual. Es posible ver una nueva versión de Ana Bolena (HBO Max) con una protagonista negra -polémica ridícula mediante-, pero no veremos a un billonario que no sea WASP. El blancor de este mundo se convierte en contracultural en el panorama televisivo de 2021. Eso sí, sólo se permite con la licencia de la sátira. El millonario blanco y con traumas es ya un cliché en la ficción como hace años lo eran el pandillero latino o el afroamericano que siempre era el primero en morir en una película de terror adolescente.
La ficción y los realities que representan a los más ricos nos dan una visión sesgada de la realidad. Los ricos no van a tantas fiestas glam ni la chicas menores de Gossip Girl se toman tantos martinis. Pero qué más da. Es la economía, estúpido.
Las audiencias son la mejor encuesta de consumo que existe para medir la prosperidad o la crisis. Basta seguir el péndulo de entusiasmo social por las historias de ricos y pobres a lo largo de la historia reciente: Dallas. Falcon Crest, Dinastía (ricos), Rosseane (clase trabajadora), Sensación de Vivir (pijos ricos), Aída (barrio obrero)... Y así todo el rato.
El gran cambio de hoy es que los ricos son humanizados y humillados más que nunca. Lo que no logró el marxismo, lo ha logrado el streaming capitalista. Eso sí, que conste que sufren pero con burbujas de spa, yate y ático con ascensor privado. Así se lleva mejor la corona de espinas que es la vida.
Escrito por: Jorge Benítez
Fuente: www.elmundo.es

Imagenes

Contacto
Paraná - Entre Ríos - Argentina
info@ceferinosain.com.ar
(0343)154 292145
Volumen Visual